Los arqueólogos trabajan para sacar a la luz, fragmento a fragmento, los vestigios de la capital mexica enterrada bajo la Ciudad de México. Por: Leonardo López – 22/05/2024 L os arqueólogos que trabajamos en las ruinas de Tenochtitlán , la capital insular de los mexicas tenemos mucho en común con nuestros colegas que exploran los vestigios de la Roma de los césares, Constantinopla o Lutecia: estudian célebres asentamientos de la Antigüedad que se encuentran sepultados bajo bulliciosas megalópolis modernas. Para nosotros, la Ciudad de México, la Roma de nuestros días, Estambul o París representan barreras casi infranqueables, obstáculos en los que toda suerte de edificaciones y espesas capas de asfalto tan solo nos permiten abrir diminutas ventanas hacia el pasado. Un palimpsesto urbano Los arqueólogos de Tenochtitlán, ciertamente, laboramos en escenarios poco románticos, sobre todo si nos comparamos con quienes excavan campamentos de recolectores-cazadores en los espaciosos