La paz de Mixco Viejo y el señorío de sus ruinas


Rodeada por barrancos y montañas, esta ciudad-fortaleza del reino kaqchiquel se encuentra a solo 60 kilómetros de la ciudad de Guatemala, en San Martín Jilotepeque, Chimaltenango. Venga con toda su familia, con su pareja o con sus amigos, y deje que el viento le narre al oído las historias que se hallan grabadas en las edificaciones de piedra, en los árboles y hondonadas que rodean el lugar.

Por: Byron Quiñonez (bquinonez@siglo21.com.gt)

Juan Sisay/s21

Al apenas ingresar en el sitio, por un estrecho pasadizo de varios metros de longitud en el cual apenas caben dos personas, un arcoíris de tonos verdes llena las pupilas del visitante. Sus oídos olvidan el mundano bullicio citadino y se llenan con la melodía del viento que susurra entre las ramas de los árboles y conversa con las nubes que acá lucen enormes, en todo su esplendor y libres de la contaminación visual del alumbrado eléctrico.

El cuerpo se olvida momentáneamente del estrés y el cansancio se convierte en apenas un recuerdo. El color verde, que domina el paisaje, ayuda a relajar la mente. A la izquierda del sendero principal hay una maqueta enorme que, aparte de recordarnos el mapa en relieve del Hipódromo del Norte, nos muestra cómo estaba distribuida la antigua ciudad precolombina. Esta reproducción fue realizada en 1968 por el arquitecto F. Ferrus Roig.

Conforme el visitante se adentra en el lugar, el zumbar del viento y los insectos es lo único que llena sus oídos y, casi sin advertirlo, experimenta una sensación de paz y misticismo antiguo donde cada estructura de piedra tiene una historia que contar. Bienvenido a Chuwa Nima’ Ab’ Âj’.

Un poco de historia
Conocida popularmente como Mixco Viejo, esta ciudad-fortaleza fue descubierta en 1896 por el alemán Karl Sapper. Su distribución es como se acostumbraba durante el período Post Clásico, el cual se caracterizaba por su carácter militarista: en el área central de los 120 edificios del sitio, distribuidos en 12 grupos de estructuras, se halla el centro religioso ceremonial, comercial y cívico de la ciudad, mientras que las edificaciones donde habitaba la población se hallaban esparcidas en los alrededores.

El hecho de estar en lo alto y rodeada por fuertes murallas y barrancos le brindaban una defensa natural contra las invasiones, gracias a lo cual sus habitantes pudieron ofrecer resistencia a la invasión española durante la conquista, allá por el año 1525.

Hasta hace relativamente poco tiempo se creyó que se trataba de una ciudad poqomam, pero, según explica el economista y sociólogo Guillermo Paz Cárcamo, “los pobladores eran kaqchiqueles y se asentaron en donde hoy se encuentra San Martín Jilotepeque”. Dicho equívoco terminó gracias al investigador Robert Carmack, basado en evidencias arquitectónicas, cerámicas, patrones de asentamientos, descendencias y linajes.

El 7 de mayo de 2013, este importante sitio arqueológico fue rebautizado por el Acuerdo Ministerial No. 430-2013 con su verdadero nombre: Chuwa Nima’ Ab’ Âj, que en kaqchiquel significa “Frente a la gran piedra”.

De lugares sagrados y ceremonias
Al sitio acuden sacerdotes y guías espirituales mayas, conocidos como ajq’ijab, quienes en fechas claves para la espiritualidad ancestral ofrecen regalos a los dioses. Las ofrendas pueden ser flores, incienso, panela, chocolate, cacao, canela, romero, pericón, pom, azúcar, miel, orégano, ocote, mirra, ajonjolí, munjuí, raxpon, cuilco, resina, velas y aguas naturales aromáticas. Para este propósito, Mixco Viejo cuenta con dos sitios específicamente destinados a quemar las ofrendas.

Recomendaciones
El terreno en que se hallan las ruinas de Mixco Viejo tiene muchas elevaciones y depresiones, por lo que lo más recomendable al visitar el sitio es utilizar calzado cómodo y con suela antideslizante. Evite los zapatos de suela lisa y los tacones altos, para prevenir lesiones y caídas. Si va en auto, asegúrese de llevar llanta de repuesto y revise el nivel de agua y combustible, pues la gasolinera más cercana se encuentra en la población de Llano Grande.

Y aunque el proyecto de mejoramiento de carretera incluye el arreglo de un tramo de 27 kilómetros en la ruta nacional RN-05, desde San Juan Sacatepéquez hasta la bifurcación Pachalí-Pachalum, Quiché, en época de lluvias no es raro ver un derrumbe a la orilla de la carretera, por lo que se recomienda manejar con cuidado.
El sitio cuenta con abundante vegetación, por lo que es indispensable un repelente de insectos, especialmente si se es alérgico a las picaduras.

Fonte: http://www.s21.com.gt/chimaltenango/2013/10/27/paz-mixco-viejo-senorio-sus-ruinas (27/10/2013)

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