Documenta INAH evidencias arqueológicas del Monte Tláloc

Nese sitio se efectuaron observaciones y cómputos astronómicos y calendáricos
''Tetzacualco'' u observatorio astronómico, fue escenario de una serie de ritos relacionados con el señor del trueno
Foto: Cerca de 176 sitios con evidencia arqueológica, donde destacan varios petrograbados con forma de animales acuáticos. NTX

CIUDAD DE MÉXICO (04/ABR/2013).- Cerca de 176 sitios con evidencia arqueológica, donde destacan varios petrograbados con forma de animales acuáticos o anfibios, entre serpientes, tortugas, lagartos y ranas, han sido hallados en el Monte Tláloc y registrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

De acuerdo con el Instituto, la montaña, conocida como "lugar sagrado de peregrinaje", "tetzacualco" u observatorio astronómico, fue escenario de una serie de ritos relacionados con el señor del trueno, la lluvia y los mantenimientos para tener buenas cosechas.

El investigador Víctor Arribalzaga, de la Dirección de Estudios Arqueológicos Del INAH, señaló, durante las Jornadas Permanentes de Arqueología, que el Monte Tláloc fue el más grande centro ceremonial construido sobre una montaña durante el imperio mexica y representó el Tlalocan o paraíso de Tláloc, que ya no es visible hoy día.

En el Monte Tláloc se efectuaron también observaciones y cómputos astronómicos y calendáricos, los cuales marcaban el arranque del año solar para los mexicas.

Explicó que en la geografía sagrada de los mexicas, los cerros cercanos a la gran Tenochtitlan marcaban los cuatro puntos cardinales o los cuatro rumbos de las deidades sagradas, de estos el Monte Tláloc se relacionaba con otras montañas nevadas, como el Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Nevado de Toluca y La Malinche.

En la cúspide del monte se construyó un recinto ceremonial que recreaban Tlalocan, de donde provenía el agua necesaria para la vida en la tierra. En el Códice Borbónico la montaña se representa cubierta con piel de lagarto y como la morada del Dios de la lluvia y de su segunda esposa Chalchiuhtlicue, la diosa de las aguas dulces.

La importancia del templo, donde se han encontrado evidencias arqueológica del 350 d.C., radica en que fue un importante tetzacualco u observatorio astronómico, aunque no el único, pues se han encontrado otros tres en el Iztaccíhuatl y uno más en el Popocatépetl.

Detalló que en el Tláloc se puede observar un fenómeno astronómico que marcaba el inicio del año para los mexicas el 12 de febrero, y que entre el 7 y 11 de febrero el sol puede verse sobre las cumbres del Pico de Orizaba (Citlaltépetl) y La Malinche.

"Esos cinco días se conocían como nemontemi o días "baldíos" o "sobrados" por los aztecas. Así, tenemos un marcador en el paisaje con un error de un día cada cien mil años, lo que permitía ajustar el calendario", refirió el arqueólogo.

El templo del monte fue destruido en 1539 por órdenes de Fray Juan de Zamárraga, quien decía que en éste se efectuaban actos de idolatría y para reconstruirlo se necesitarían subir 360 camiones de volteo de seis metros cúbicos de piedra, y otros 40 camiones de tezontle.

El sitio ha sido objeto de estudio de distinguidos historiadores, entre ellos Diego Durán, Fray Bernardino de Sahagún, Francisco Xavier Clavijero, Fernando de Alva Ixtlixóchitl, Diego Muñoz Camargo y Fray Juan de Torquemada.

Sin embargo, Arribalzaga concluyó que el Monte Tláloc aún guarda muchos secretos y espera completar en los próximos años el registro de toda la evidencia arqueológica que se encuentra en sus laderas.

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