Salvemos el mural del Bonampak


Por: Marco A. Orozco Zuarth

Con nostalgia los tuxtlecos vemos como la emblemática figura del otrora Hotel Bonampak va desapareciendo al estar siendo demolido por los nuevos propietarios. No podía ser de otra manera, si ahí hay muchos recuerdos que forman parte de nuestra vida.

Al igual que en la década de los 40, cuando Tuxtla empieza a convertirse verdaderamente en ciudad, hoy la capital crece y atrae nuevas inversiones. Lo comprendemos, es parte de la evolución misma de la humanidad. Lo que no entendemos es cómo no existe una legislación que proteja nuestro patrimonio cultural reciente. Las obras, edificios y monumentos que no son del siglo XIX para atrás no tienen protección legal federal. Ni siquiera en los reglamentos municipales se contempla el tema.

El capital avanza, lo que importa es la excelente ubicación, ahora en el centro antes en el inicio de la ciudad por el lado poniente. Los inversionistas foráneos poco saben o nada les importa lo que sentimos y pensamos los tuxtlecos, quienes no podemos detener la demolición del edificio, pero si podemos exigir que se respete la obra muralística de César Corzo.

Hagamos un poco de historia para comprender por qué a los tuxtlecos nos importa mucho esta obra.

El hotel fue construido por uno de los más importantes empresarios chiapanecos, don Moctezuma Pedrero Argüello (don Chuma), quien era propietario de todos los terrenos de esa parte de la ciudad, incluyendo lo que hoy es la colonia Moctezuma, que en su momento fue el primer fraccionamiento residencial de la ciudad. Tuxtla era una ciudad en crecimiento, se construían edificios por todos lados, se pavimentaban calles, era el periodo de gobierno del Dr. Pascacio Gamboa, quien traía una visión de hacer una ciudad y con sus relaciones políticas conseguía recursos para la inversión. Los empresarios le apostaron a esa modernidad. La ciudad necesitaba de un buen hotel donde hospedar a sus visitantes y en especial a los que venían para participar en la Carrera Panamericana.

Así a finales del año 1948 se inauguró el Hotel Bonampak, el mejor del sureste del país en ese entonces. Pero antes de abrir sus puertas, don Moctezuma decidió convocar al público a presentar propuestas para ponerle un nombre a su majestuoso hotel. La convocatoria se publicó en el periódico "El Heraldo" de aquella época. El nombre ganador fue el de "Hotel Bonampak" propuesto por don Enrique Torres Rosado. Estaba de moda el nombre pues dos años atrás se había descubierto la zona arqueológica de Bonampak y sus famosos murales, considerados como la Capilla Sixtina de América. Algunas versiones afirman que el nombre fue propuesto del maestro Édgar Robledo Santiago, quien siempre se hospedaba ahí desde que se inauguró; sin embargo el cronista Alejandro Sánchez encontró la convocatoria y las noticias publicadas de la época, en donde se confirma la primera versión.

En efecto, en 1946, el lacandón Chan Bor, condujo a Carlos Frey, Franco Lázaro y otros expedicionarios al lugar donde se encontraba la zona. Ahí fallece el grabador ahogado en el río Usumacinta.

Qué mejor nombre que ese, circulaba ya a nivel mundial; era el más adecuado desde el punto de vista turístico.

Por esas fechas regresó a Tuxtla el joven pintor villaflorense César Corzo Espinoza, recién egresado de la Academia de San Carlos, quien visitó al maestro Armando Duvalier, Director del Museo de Arqueología, ubicado en el Palacio de Cultura (hoy Rectoría de la UNICACH, casi enfrente del hotel).

Duvalier fue uno de los impulsores de que el joven César estudiara artes plásticas; en efecto, desde muy pequeño había demostrado su habilidad y devoción por el dibujo y la pintura. No obstante, como en la mayoría de los casos, sus padres no creían en la posibilidad de que el joven se dedicara a eso como profesión; fue don Armando quien logró convencerlos de que lo mandaran a la Ciudad de México a San Carlos. Así cuando regresa, ya con su título y orgulloso por ser uno de los primeros artistas titulados en la UNAM, uno de los primeros en visitar fue a él para pedirle ayuda en conseguir trabajo.

Duvalier fue a platicar con don Moctezuma Pedrero para convencerlo de que una obra de tal magnitud, como el hotel recientemente inaugurado debía tener una obra de arte significativa y que el mejor artista para hacerlo era el joven César Corzo. Luego de convencerlo, tocó el turno del artista de llevarle un boceto para la autorización, la imagen presentada era la del hombre del maíz. Don "Chuma", le dijo que mejor hiciera una réplica del famoso mural encontrado en Bonampak. Así acudió nuevamente a Duvalier para que le facilitara fotografías de los murales y se basara en ellos para pintar el famoso mural; convocó a su amigo Ramiro Jiménez Pozo y se dedicaron a su realización. El tiempo que duró el pintor en hacerlo estuvo hospedado en casa de Duvalier, atendido por doña Carmelita Haro, a quien le tomó mucho cariño y en agradecimiento pintó y le obsequió un retrato. El primer bosquejo sobre el hombre del maíz fue olvidado y aún lo conserva en la Ciudad de México doña Carmelita. Siempre hubo la intención de que César lo pintara en el Centro Cultural de la Rial Academia Frailescana, desafortunadamente por la falta de apoyos no fue posible. Pero ahí está el bosquejo aún puede realizarse en su honor.

Regresando a nuestros días, insistimos que es necesario salvar la obra muralística de Corzo contenida en el edificio en demolición, técnicamente es posible y es un compromiso con nuestra identidad. Desde estas líneas apelamos a la razón y buena voluntad de los nuevos propietarios para que lo hagan, tendrían todo el reconocimiento de los tuxtlecos y no el rechazo como ahora.

Recordemos cómo se rescató el mural de Siquieros que estaba en el otrora Hotel Regis, después del terremoto de 1985. Lo mismo puede hacerse en Tuxtla.

Fonte: http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/n3917771.htm (16/08/2015)

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