Viaje al pasado sin dejar Lima: el Parque de las Leyendas tiene 53 sitios arqueológicos

Foto: El dato El visitante puede comprobar el grado de desarrollo en arquitectura y astronomía al visitar el complejo arqueológico de Maranga. (Foto: Milko Torres)

Valioso patrimonio a nuestro alcance. Ubicado en el distrito de San Miguel, el extenso zoológico ofrece visitas guiadas por algunas de las principales huacas de la cultura Maranga. No se necesita viajar al norte, sur o a zonas andinas para apreciar cómo se desarrollaron nuestros antepasados.

Por: Renato Arana

No hay necesidad de salir de Lima para sumergirnos en nuestro pasado prehispánico. No hay necesidad de tomar buses interprovinciales. Aquí, en la capital, con solo un bus se puede llegar al complejo arqueológico Maranga, en el Parque de las Leyendas, para conocer el grado de avance que lograron los antiguos habitantes de Lima Metropolitana. Solo con pagar el ticket de entrada, de 5 a 10 soles, como quien visita a los animales en exhibición, listo.

Los hombres de las culturas Limay (0-600 d.C.) e Yshma (1100 a 1540 d.C.) construyeron en este terreno de 97 hectáreas el corazón de su civilización con diversos edificios que cumplían funciones administrativas y religiosas. Llevaban al parecer una vida holgada, habían logrado dominar la naturaleza y aprovechar los frutos de la tierra como las chirimoyas, lúcumas, pacaes, la ciruela del fraile (en peligro de extinción), la tara para fines medicinales. Además tenían el mar de San Miguel a solo dos kilómetros para complementar su dieta con pescados y mariscos.

Hoy solo queda un recuerdo difuso de lo que lograron cuando apreciamos los restos de 53 sitios arqueológicos, de los cuales siete huacas han sido puestas en valor durante casi 15 años de trabajo minucioso de arqueólogos locales. Resumamos parte del recorrido.

Apenas se ingresa al Parque de las Leyendas, a la derecha se aprecia una gran estructura que llega a medir hasta 27 metros de altura. Se trata de la huaca Tres Palos, la cual cumplía fines astronómicos y que en su momento incluso tuvo un gran reservorio de agua, alimentado por un canal que atravesaba el complejo de Maranga.

Durante la ocupación de los incas, el edificio sufrió modificaciones que se perciben por el cambio en las técnicas de construcción. La influencia incaica incluso se evidenció en la alfarería. Mientras que los jarrones yshma poseían asas pequeñas, con la llegada del imperio del Cusco los modelos comienzan a adquirir formas semejantes a los aríbalos incas. En este punto del recorrido, no hay acceso al público, pero igual vale la pena el vistazo desde las afueras.

Dato curioso de la huaca Tres Palos es que tras la derrota de los incas por los españoles, estos últimos se asentaron en este complejo e incluso construyeron una vivienda en la cima de la estructura. Algunos muros de esta vivienda colonial aún permanecen.

En el recorrido también se incluye una visita a la huaca San Miguel, en la cual solo se permite el paso hasta el mirador. Pequeña en comparación a Tres Palos, San Miguel llama la atención por sus salones rectangulares en donde se percibe que la distribución de los pasillos fue modificada y se le añadieron pisos, de acuerdo a la necesidad. Esta acción, sin embargo, no perjudicaba la integridad del edificio de adobes. "Fueron buenos arquitectos porque pese a los fenómenos naturales que azotaron la costa se ha mantenido de pie", destaca Lucénida Carrión, jefa de la División de Arqueología del Parque de las Leyendas.

Pese a que hoy luce gris y sus paredes desnudas, en su momento de esplendor estuvieron pintadas de amarillo y rojo ocre, con minerales de la zona. Y estuvieron bajo tejados de paja. Esto se sabe porque en la base de las paredes se ven orificios cilíndricos donde se colocaban las columnas de madera.

Esta huaca fue, también, lugar para enterramientos, cuyos cuerpos y ofrendas terminaron en manos de los huaqueros. Sin embargo, se encontró en 2004 a una momia que se ha bautizado como la 'Dama de los Batanes', debido a que se le enterró con varios de estos utensilios de piedra. Lo más seguro es que se dedicaba a la molienda de maíz, pero una anemia grave la mató al cumplir los 20 años. ¿Esta enfermedad por déficit afectaba al resto de la población? Christian Altamirano, historiador y curador del museo Ernst Middendorf (dentro del Parque de las Leyendas), aclara que la dieta de los pobladores era completa, por lo que el mal que llevó a la tumba a la 'Dama de los Batanes' es un caso aislado.

LA GRAN MURALLA
Otro de los puntos a visitar es la muralla que prácticamente atraviesa el Parque de las Leyendas. Se trata de los restos de una estructura de 540 metros de longitud. Está elaborada en arcilla con un núcleo de piedras, lo que hace que tenga tres metros de ancho por seis de alto en algunos puntos.

¿Por qué tal altura? ¿La muralla era defensiva? Lucénida Carrión prefiere no afirmar aquello, pero todo hace suponer que los yshma, con esta muralla, buscaban proteger algo de gran valor. "Quizá algún templo que aún no hemos podido descubrir", estima la arqueóloga.

Y es que en la margen izquierda, con dirección a la avenida Faucett, se extiende una gran planicie con varias huacas como la Middendorf o el Palacio Inca (ver mapa) que aún se encuentra en investigación, por lo que se tiene prohibido el ingreso a los visitantes.

CANES EN EL OLVIDO
Como quien se dirige a la avenida Orrego, se topa con la Huaca # 33, un pequeño montículo de adobes —en comparación de las huacas San Miguel y Tres Palos— que, sin embargo, guarda una singular historia. Aquí se hallaron más de un centenar de esqueletos de perros enterrados de manera especial.

Estos canes no guardaban parecido con sus congéneres sin pelo tan identificados con el Perú. Al contrario, esta raza contaba con pelaje pegado al cuerpo de color rojizo. Se conoce tal característica pues se lograron conservar restos de piel pese a los más de 700 años transcurridos. De hocico corto y cuerpo robusto, este can cuyo linaje ya está perdido, era el fiel compañero de los yshma tanto en vida como en el más allá: en los esqueletos se hallaron sogas en sus cuellos con los que fueron ahorcados para seguir a sus dueños al llegarles la muerte.

Cosa curiosa también resulta que en esta misma huaca se encontraron restos de llamas, al estilo de los perros. Christian Altamirano indica que los camélidos eran fuente de alimento por su carne, por lo que resulta extraño que se tomen demasiadas consideraciones funerarias con un animal de consumo. Es como enterrar solemnemente a una gallina que va a parar a la olla. "Es un misterio por qué enterraban de este modo a las llamas". La Huaca # 33 solo puede ser vista desde el exterior.

SINGULAR ESTRUCTURA
Al lado del museo de sitio Ernst Middendorf se erige la huaca Cruz Blanca, la primera en ser puesta en valor. Esta edificación cuenta con una particularidad: una escalera en forma de abanico que según la arqueóloga Carrión no se repite en las demás estructuras de Maranga. Así como en la huaca Tres Palos, en este centro existen pasajes, pequeñas plazas y podios, aunque también se hicieron múltiples modificaciones como tapiados de pared y de techos.

CLAVES
Recorrido. Se ofrece este fin de semana con ayuda de un guía, de 9:30 a.m. hasta el mediodía. Serán grupos a partir de 20 personas y es gratis.

más información. Los interesados se pueden comunicar a los teléfonos 719-2878, 719-2879 y 717-7459.

EN CIFRAS
53 sitios arqueológicos (huacas, murallas, caminos, canales) conforman este complejo que se remonta al año 200 a.C. El complejo Maranga es considerado Patrimonio Cultural de la Nación.

3 mills. de visitantes al año recibe el Parque de las Leyendas, quienes pueden apreciar los distintos sitios arqueológicos.

DATO
Otro de los puntos a visitar es la gran muralla que atraviesa el Parque de las Leyendas, de tres metros de ancho por seis de alto.

¿Por qué tal altura? "Quizá hay algo que no se ha podido descubrir", dice la arqueóloga.

Fonte: http://www.larepublica.pe/04-04-2015/viaje-al-pasado-sin-dejar-lima-el-parque-de-las-leyendas-tiene-53-sitios-arqueologicos (04/04/2015)

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