UN VERGONZOSO ATENTADO CONTRA EL PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Carlos Augusto Rojas Ortiz
Los vergonzosos hechos ocurridos hace una semana en el municipio de San Agustín, donde inescrupulosos atentaron de manera infame y descarada contra una de las piezas arqueológicas más valiosas de la cultura milenaria del Alto Magdalena, nos pone a pensar sobre las políticas que se están aplicando en la Capital Arqueológica de Colombia para cuidar y conservar esta riqueza declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Nos duele como colombianos y como huilenses que haya personas, muy seguramente compatriotas nuestros, capaces de destruir este invaluable tesoro que nos legaron los habitantes ancestrales de estas tierras cuya estatuaria data de muchos años antes de la era cristiana.
Pero nos avergüenza más que las figuras monolíticas que contienen misterios aun por descubrir por los expertos antropólogos, arqueólogos y otros estudiosos de la historia de la humanidad, permanezcan a merced de los maleantes, guaqueros y visitantes de mentes retorcidas que quieran destruirlas sin que nadie se los pueda impedir.
El Instituto Colombiano de Antropología e Historia Icanh argumenta, seguramente con razón, dificultades presupuestales para adelantar trabajos de investigación en esta zona que, según expertos, guarda muchas más riquezas y tesoros precolombinos aun por descubrir. Eso lo entendemos.
Lo que si no entendemos ni compartimos es que se haya sometido al más completo abandono la estatuaria que se encuentra en lugares diferentes al parque arqueológico con el argumento de que están en predios de personas particulares.
Un tesoro tan valioso como éste, no puede dejarse a expensas de los vándalos para que sigan ocurriendo episodios tan vergonzosos como el de La Pelota, donde las estatuas de colores, únicas halladas hasta el momento con esas características de policromía, fueron burdamente repintadas a “brocha gorda” por los inescrupulosos.
El Ministerio de Cultura, a través del Icanh, debe apersonarse de la situación, pues no se trata de la destrucción de una obra de arte cualquiera, sino de un legado ancestral cuyo valor y significado cultural es incalculable. Si la comunidad de los sectores aledaños donde permanecen estos iconos de nuestra cultura no tiene sentido de pertenencia como para velar por su cuidado y conservación, si las autoridades locales son incapaces de garantizar la preservación de ésta riqueza, no le queda más remedio al Gobierno Nacional que ordenar su reubicación.
Un gran museo arqueológico donde las futuras generaciones puedan conocer esta herencia cultural, púes, al paso que vamos, nuestros hijos y nietos no podrán conocer esto que hoy nos caracteriza culturalmente a nivel mundial.
En juego está también el futuro del desarrollo de toda una región que ha basado desde hace años su bienestar y supervivencia en los ingresos que genera la actividad turística ligada a la riqueza arqueológica y natural que posee.
El abandono de los sitios, las pésimas condiciones en que se encuentran las vías de comunicación, el deterioro natural, y los atentados contra la estatuaria, les quita interés y atractivo para los turistas que no quieren aventurarse por senderos escabrosos e inseguros parar llegar a ver lo que queda de las obras esculpidas en la roca por artistas aborígenes para adorar a sus dioses o para representar lo que fue una sociedad muy seguramente mas organizada, espiritual e inteligente que la nuestra; ahora oculta bajo una estela de abandono y olvido o, como ocurre en la Pelota, debajo de una burda película de pintura comercial.
Para completar la historia de desmanes que ponen en riesgo la declaratoria de “patrimonio histórico y cultural de la humanidad” los indígenas del Resguardo Yanacona se empeñan por las vías de hecho en habilitar una carretera dentro de los predios del parque arqueológico que ha suscitado todo tipo de preocupaciones y advertencias de la Unesco y que merece toda la atención de las autoridades locales, regionales y nacionales.
Como congresista del Huila hemos elevado petición formal al ICANH, para que responda por las medidas que se adoptarán al respecto y de los planes presupuestales que se tienen en la búsqueda de soluciones de fondo en defensa de nuestro patrimonio cultural.
Fonte: http://www.diariodelhuila.com/noticia/12582 (21/03/2011)
Los vergonzosos hechos ocurridos hace una semana en el municipio de San Agustín, donde inescrupulosos atentaron de manera infame y descarada contra una de las piezas arqueológicas más valiosas de la cultura milenaria del Alto Magdalena, nos pone a pensar sobre las políticas que se están aplicando en la Capital Arqueológica de Colombia para cuidar y conservar esta riqueza declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Nos duele como colombianos y como huilenses que haya personas, muy seguramente compatriotas nuestros, capaces de destruir este invaluable tesoro que nos legaron los habitantes ancestrales de estas tierras cuya estatuaria data de muchos años antes de la era cristiana.
Pero nos avergüenza más que las figuras monolíticas que contienen misterios aun por descubrir por los expertos antropólogos, arqueólogos y otros estudiosos de la historia de la humanidad, permanezcan a merced de los maleantes, guaqueros y visitantes de mentes retorcidas que quieran destruirlas sin que nadie se los pueda impedir.
El Instituto Colombiano de Antropología e Historia Icanh argumenta, seguramente con razón, dificultades presupuestales para adelantar trabajos de investigación en esta zona que, según expertos, guarda muchas más riquezas y tesoros precolombinos aun por descubrir. Eso lo entendemos.
Lo que si no entendemos ni compartimos es que se haya sometido al más completo abandono la estatuaria que se encuentra en lugares diferentes al parque arqueológico con el argumento de que están en predios de personas particulares.
Un tesoro tan valioso como éste, no puede dejarse a expensas de los vándalos para que sigan ocurriendo episodios tan vergonzosos como el de La Pelota, donde las estatuas de colores, únicas halladas hasta el momento con esas características de policromía, fueron burdamente repintadas a “brocha gorda” por los inescrupulosos.
El Ministerio de Cultura, a través del Icanh, debe apersonarse de la situación, pues no se trata de la destrucción de una obra de arte cualquiera, sino de un legado ancestral cuyo valor y significado cultural es incalculable. Si la comunidad de los sectores aledaños donde permanecen estos iconos de nuestra cultura no tiene sentido de pertenencia como para velar por su cuidado y conservación, si las autoridades locales son incapaces de garantizar la preservación de ésta riqueza, no le queda más remedio al Gobierno Nacional que ordenar su reubicación.
Un gran museo arqueológico donde las futuras generaciones puedan conocer esta herencia cultural, púes, al paso que vamos, nuestros hijos y nietos no podrán conocer esto que hoy nos caracteriza culturalmente a nivel mundial.
En juego está también el futuro del desarrollo de toda una región que ha basado desde hace años su bienestar y supervivencia en los ingresos que genera la actividad turística ligada a la riqueza arqueológica y natural que posee.
El abandono de los sitios, las pésimas condiciones en que se encuentran las vías de comunicación, el deterioro natural, y los atentados contra la estatuaria, les quita interés y atractivo para los turistas que no quieren aventurarse por senderos escabrosos e inseguros parar llegar a ver lo que queda de las obras esculpidas en la roca por artistas aborígenes para adorar a sus dioses o para representar lo que fue una sociedad muy seguramente mas organizada, espiritual e inteligente que la nuestra; ahora oculta bajo una estela de abandono y olvido o, como ocurre en la Pelota, debajo de una burda película de pintura comercial.
Para completar la historia de desmanes que ponen en riesgo la declaratoria de “patrimonio histórico y cultural de la humanidad” los indígenas del Resguardo Yanacona se empeñan por las vías de hecho en habilitar una carretera dentro de los predios del parque arqueológico que ha suscitado todo tipo de preocupaciones y advertencias de la Unesco y que merece toda la atención de las autoridades locales, regionales y nacionales.
Como congresista del Huila hemos elevado petición formal al ICANH, para que responda por las medidas que se adoptarán al respecto y de los planes presupuestales que se tienen en la búsqueda de soluciones de fondo en defensa de nuestro patrimonio cultural.
Fonte: http://www.diariodelhuila.com/noticia/12582 (21/03/2011)
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