2009, año de activa restauración



Pirâmide de Ehécatl, en el Metro Pina Suárez.


Un año de mucho dinamismo es el que tuvo el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en lo relativo a la preservación del vasto patrimonio cultural de la nación, en el que, a través de sus cuadros de restauradores, logró devolverle su esplendor a un sinnúmero de bienes muebles e inmuebles distribuidos en lo largo y ancho del territorio.

A mediados de febrero, tras casi un mes de labores, especialistas del INAH concluyeron el proceso de eliminación de manchas en 23 esculturas olmecas del Parque Museo La Venta, en Villahermosa, Tabasco, que fueron objeto de actos vandálicos el 11de enero.

La inmediata atención de un equipo de nueve restauradores permitió rebasar las expectativas, de tal manera que se logró el retiro total de la mezcla de aceite, sal y jugo de uva, derramada sobre las piezas, cuya antigüedad se calcula entre los años 600 y400 a. C.

A nivel arqueológico, el INAH culminó el trabajó de restauración del Templo de Quetzalcóatl1, en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, Estado de México; su emblemática fachada de serpientes con el cuerpo cubierto de plumas y las grandes cabezas que decoran la alfarda, podrán ser admiradas por los visitantes en 2010. Los trabajos de intervención iniciados en 2003, para combatir los problemas de humedad, han permitido disminuir el deterioro del inmueble prehispánico hasta en 95 por ciento.

La “Pirámide de Pino Suárez” con la que se topan diariamente cerca de 200 mil usuarios que transbordan en la estación del Metro Pino Suárez, este año recobró su rostro original.

El adoratorio mexica dedicado a Ehécatl —deidad azteca del viento— fue objeto de una restauración integral durante varios meses, y siguiendo la técnica constructiva de los propios mexicas, quienes después de conformar el núcleo y revestirlo con lajas y piedras labradas, lo aplanaban con una mezcla de arena y cal, de la que proviene el tono blanquizco que ahora presenta.

En términos de restauración de inmuebles coloniales, el Fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, recibió una inversión de 32 millones de pesos para una primera etapa de atención, con la que se logró la recimentación de la contraescarpa (área de los pozos internos de la fortaleza) y de las banquetas perimetrales de acceso al edificio principal.

Además, se rehabilitó uno de sus tres característicos garitones cónicos para darle mayor estabilidad a la estructura. Así mismo se limpió el piso de la Plaza de Armas, y se intervino el Muro de las Argollas y el Patio de San Fernando, al igual que el Baluarte de Guadalupe. La rehabilitación del monumento histórico que data de 1535, continuará en 2010 con la reparación de azoteas, atención de humedades, cambios en la instalación eléctrica y la adecuación de un nuevo núcleo de sanitarios.

A su vez, en Michoacán, después de cuatro años de intensos trabajos de restauración, el Ex Convento de Santa María Magdalena de Cuitzeo, edificado 1550 por los agustinos, fue recuperado del deterioro al cien por ciento, mediante la atención del daño causado por el paso del tiempo en su arquitectura y pintura mural.

Entre sus elementos arquitectónicos distintivos están la fachada del templo, estilo plateresco; el portal de peregrinos diseñado siguiendo a los autores de tratados renacentistas, y su colección de gárgolas de remembranzas medievales. Destaca también la recuperación de los jardines y el huerto.

De igual manera, los ex conventos dominicos de Santo Domingo Yanhuitlán, San Pedro y San Pablo Teposcolula, y San Juan Bautista Coixtlahuaca, en la región de la Mixteca Alta, Oaxaca, continuaron siendo objeto de labores de restauración, para contrarrestar los daños estructurales que sufrieron por un sismo registrado en 1999.

Más de 28 millones de pesos ha invertido el INAH en el rescate de estos inmuebles religiosos de los siglos XVI y XVII. En el de San Juan Bautista Coixtlahuaca se restauró el ábside y el emblemático campanario que presentaba graves daños, así como su retablo y sus pinturas de gran formato.

Tras año y medio de intervención, la superficie de 80 metros cuadrados que abarca El canto y la música, uno de los tres frescos que el muralista Rufino Tamayo pintó a lo largo de su carrera, recuperó su esplendor. Pintada en 1933 para la Escuela Nacional de Música (Moneda 16, Centro Histórico de la Ciudad de México), esta obra fue sometida a novedosas técnicas, que otorgan el tono y brillantez que caracterizan la obra del pintor oaxaqueño

Piezas atribuidas a don Miguel Hidalgo y Costilla, como un relicario de plata dorada y una medalla con la imagen de la Virgen de Guadalupe, fechada en 1803, fueron algunos de los objetos históricos que restauró el INAH, mediante un minucioso proceso de conservación, como parte de los festejos previos del Bicentenario de la Independencia de México.

El 12 de diciembre de 1847 ondeó por primera vez la Bandera del Batallón Matamoros de Morelia, al pie del Castillo de Chapultepec, durante la invasión estadunidense. En el Taller de Textiles de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) se llevaron a cabo las tareas para la recuperación del lábaro de 162 años de antigüedad, donde de sólo trozos de seda, la pieza fue recuperada en un alto porcentaje.

Finalmente, la tradición titiritera de nuestro país también recibió atención por parte de expertos del INAH; 317 títeres de la legendaria Compañía Rosete Aranda, algunos con 150 años de antigüedad, fueron restaurados por el INAH tras siete meses efectivos de trabajo. Procesos de lavado, zurcido y/o reposición de las pequeñas prendas, así como eliminación de adhesivos y repintes, devolvieron la vida a los delicados muñecos, muchos de ellos ahora cuentan con posibilidad de movimiento y están listos para volver a los escenarios.

Fonte:
México, www.inah.gob.mx/ (24/12/2009)

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