El tesoro que detonó la economía de una región

Réplica exacta de la cámara funeraria del ancestral gobernante descubierto en 1987 (Foto: ESPECIAL EL UNIVERSAL )

La exhibición del vestigio arqueológico peruano vale unos 15 millonesde dólares. Ahora recibe 140 mil visitantes al año.

Abida Ventura | El Universal
abida.ventura@eluniversal.com.mx

Perú vivía en ese momento una especie de fiebre de oro. Los saqueadores de tumbas o “huaqueros” abundaban en todas partes y la zona arqueológica de Sipán, al norte de Perú, no era la excepción. Avisado por los pobladores de la región, Walter Alva se enteró que ese sitio arqueológico estaba siendo intervenido por huaqueros. El arqueólogo recuerda que cuando arribaron con policías a la zona hubo tiroteos y hasta murió uno de los saqueadores. Lo que comenzó como un acto arriesgado a favor de la defensa del patrimonio se convirtió, meses después, en el hallazgo arqueológico más importante del siglo XX en Latinoamérica.

Los arqueólogos Walter Alva y Luis Chero comenzaron en febrero de 1987 los trabajos de excavación en la zona arqueológica de Sipán, en la región de Lambayeque. Conforme avanzaron las excavaciones comenzaron a surgir las evidencias de que en una parte de ese sitio yacía un personaje importante. El primer indicio fue la localización de una tumba donde yacía el esqueleto de un guerrero con los pies cortados, símbolo de vigilancia perpetua.

La sorpresa fue que a unos metros más de profundidad, justo debajo del esqueleto del guerrero, se escondía una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Al momento de retirar las vigas que sellaban la cámara funeraria, Alva divisó, “con profunda emoción”, un tesoro que le permitiría conocer de primera mano el auténtico pasado del Perú norteño, así como la historia de una civilización peruana anterior a los incas.

Tal como la tumba de Tutankamón, el conjunto funerario del Señor de Sipán, importante gobernante de la civilización moche, permanecía intacto de los saqueadores. En el centro del conjunto simétrico sobresalía la pequeña figura de un señor cubierto de joyas entre las que destacaba un disco de 92 milímetros hecho de turquesas, coral y lapislázuli, rodeado de esferas de oro puro.

Además, la vestimenta del gobernante moche lucía turquesas y una corona de oro. Los huecos de los ojos estaban cubiertos con dos réplicas de sus ojos en oro.

Icono de la cultura moche
Los tesoros del Señor de Sipán y los cientos de objetos con piedras preciosas, oro, plata y valiosa cerámica que lo acompañaban en la tumba se exhiben desde 2002 en el Museo Tumbas Reales de Sipán, cuyo diseño está inspirado en las antiguas pirámides truncadas de la civilización moche, que se desarrolló en la costa norte peruana entre los siglos I y VIII después de Cristo.

Ubicado en la ciudad de Lambayeque, el recinto al que se accede por una rampa, custodia más de dos mil piezas de oro y está valuado en unos 15 millones de dólares. Desde el segundo piso, se observa la réplica exacta de la cámara funeraria del Señor de Sipán, además de que mediante una museografía, que opta por un ambiente oscuro, así como novedosos sistemas de seguridad, ventilación e iluminación, el visitante se sumerge en un recorrido por lo que fue la cultura moche, sus logros tecnológicos y su pensamiento sobre la muerte.

Alva dice que el recinto que dirige “se ha convertido en un icono de la región, cuya economía se ha visto muy favorecida, por ejemplo, con la construcción de hoteles tanto en Lambayeque, como en Chiclayo”.

Esta joya arquitectónica que resguarda el tesoro del Señor de Sipán y que cada año recibe cerca de 140 mil visitas, contiene como espacio central la Sala Real Mochica donde se encuentra el majestuoso Señor de Sipán con su ropa de guerrero y pectoral de oro y otras joyas del mismo material; la recreación de la cámara funeraria del antiguo gobernante, junto a ocho esqueletos de sus acompañantes. Así como otros dignatarios descubiertos en el sitio arqueológico de Sipán, entre ellos el sacerdote y el Viejo del Señor de Sipán, todos con sus respectivas vestimentas originales.
Entre las más de 400 piezas del dignatario mochica, colocadas en vitrinas blindadas, destacan entre otras cosas, estandartes de cobre dorado sobre tela, corona de cobre dorado con símbolos reales, pectorales de conchas y cobre, orejeras de oro y turquesas, spondylus, sonajeras de oro, tocado de algodón y adornos en plumas.

Antes y después del Señor de Sipán
Para el arqueólogo Walter Alva, descubridor de este gran tesoro mochica, el hallazgo de la tumba del majestuoso Señor de Sipán fue un parteaguas en la historia de la arqueología peruana.

Durante una visita que EL UNIVERSAL realizó al Museo Tumbas Reales de Sipán, en el marco de la expedición que la Ruta Quetzal BBVA 2011 realizó en la zona norte de Perú, Alva aseguró que el descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán abrió una nueva perspectiva en la arqueología peruana, “algo así como lo que pasó en Egipto con la de Tutankamon”.

El prestigiado arqueólogo señaló que ese hallazgo cambió la actitud de los políticos y de la prensa peruana hacia la arqueología, contribuyó a la lucha contra los saqueos, reactivó el interés académico y devolvió la ilusión a un país “que estaba pasando por malos momentos”.

“Se abrió una nueva perspectiva en la arqueología peruana; arqueólogos coinciden en que se puede hablar de un antes y un después del Señor de Sipán”, dijo Alva.

Fonte: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/186776.html (03/07/2011)

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