El tráfico de piezas arqueológicas colombianas, un gran negocio internacional

El tráfico ilícito de piezas arqueológicas colombianas es ya un lucrativo negocio internacional, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Francia y España.

Piezas precolombinas exhibidas en julio de 2008 en el Museo Nacional de Bogotá tras ser repatriadas por oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos. Las piezas fueron robadas en Colombia e introducidas ilegalmente en la nación norteamericana. EFE

Por Esther Rebollo

Las piezas más valoradas datan de entre los años 1 y 900 después de Cristo, cuando se consolidaron una variedad de sociedades lideradas por caciques que dejaron un legado único de cerámicas, metales preciosos, momias y tejidos de gran valor.

Son culturas como la Tayrona, Sinú, Guari, Huisca, Tolima, San Agustín, Tierraadentro, Tumaco, Nariño o Quimbaya, explicó en una entrevista con Efe el coordinador de Arqueología del Instituto de Colombia de Antropología e Historia (ICAH), Víctor González.

Por eso, "el país está lleno de yacimientos" y su control es difícil, afirmó.
Aunque no hay datos que evalúen ese mercado por su naturaleza ilegal, éste crece con nuevas rutas y métodos de transporte; además es el que más dinero mueve en el mundo después de las armas y las drogas, según dijo recientemente en Bogotá el presidente del Consejo Internacional de Museos, Julienne Anfruns.

González coincidió en que es imposible cifrar este mercado negro, pero, como orientación, recordó que "hace cuatro años se vendió en Francia una pieza Tayrona de trece gramos de oro por 400.000 euros".
Y "se han incautado entre 12.000 y 13.000 piezas en los últimos ocho años en Colombia y tal vez la mitad de esa cifra en otras partes del mundo", añadió el investigador.

El último operativo importante fue el pasado marzo, cuando la Policía halló en una galería de Bogotá 1.500 piezas que iban a ser destinadas al mercado internacional.
Esto supone una pérdida científica incalculable ya que al ser sustraídas de yacimientos desconocidos se hace más difícil su análisis.

"La mayoría van a Estados Unidos, Francia y España. A EEUU, alrededor del 40 por ciento", aclaró González, al explicar que "el Estado hace lo que puede y es relativamente poco".

Para el arqueólogo, es problema es complejo porque viene del "interés de los coleccionistas por obtener nuevas piezas, tanto particulares como museos".

El negocio ilícito parte del mismo yacimiento, donde los campesinos extraen las piezas y después venden a intermediarios que las llevan a las ciudades, donde se hacen las transacciones con los interesados en distintas partes del mundo.

Así "se organizan subastas en Christie's o Sotheby's", prosiguió, al aclarar que dependiendo de si las leyes del país exigen o no "documentación que acredite que la pieza es legal" se realiza la misma. Y si no es legal, las subastas son por internet.

Pero González alertó de otro impacto, el que ocasiona este tráfico ilegal a la investigación.

"Si en Europa o EEUU piden esos objetos, ese dinero viene a financiar la destrucción de los yacimientos, eso destruye la historia, el conocimiento", subrayó. Adicionalmente Colombia podría enfrentarse a un agravamiento del problema en la medida en que se vayan pacificando zonas hoy afectadas por el conflicto armado, ya que los yacimientos serán más vulnerables.

"Mi impresión es que el conflicto ha protegido esos yacimientos. La inseguridad y la presencia de actores armados ilegales hacen que los guaqueros (saqueadores) se vayan de esas zonas", apuntó.

Según González, "donde hay actividad intensa de la guerrilla, del paramilitarismo o del Ejército no se nota la guaquería", y aclaró que "no hay información que les permita pensar que las guerrillas o los 'paras' estén interesados en ese negocio".

"En las zonas rojas todas las actividades normales se suspenden, como la agricultura. El conflicto no es que haya sido bueno, es que suspende todo, y eso debe estar muy claro para quienes están a cargo de esa protección porque en el momento en que vuelve la actividad normal, van a llegar los guaqueros", aseveró.

Para el arqueólogo, la solución está en las campañas de concienciación del Gobierno y el ICAH, que empiezan por las propias autoridades.

Y es que, a su juicio, "hay mucha permisibilidad, que viene desde la época de la Conquista, cuando pasan a ser de piezas sagradas a piezas comercializadas".
Hoy día, Colombia se configura como un centro de saqueo que podría encontrar en el mercado de réplicas, cada vez más extendido, una forma de salvar el patrimonio, concluyó el investigador.

Fonte: http://www.que.es/cultura/201106250912-trafico-piezas-arqueologicas-colombianas-gran-efe.html (25/06/2011)

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