El barro reconstruye el pasado
Reúne 120 objetos de cerámica
Cada pieza de este material contiene datos que sirve para reconstruir la historia.
El barro les ‘habla’ a los arqueólogos, cada fragmento o pieza hecho con este material contiene información relevante que sirve a los investigadores para reconstruir la historia de las sociedades prehispánicas. Este es uno de los aspectos que aborda la exposición Hablar con barro, que se presenta en el Museo Regional de Historia de Aguascalientes, y que reúne 120 objetos de cerámica, algunos con una antigüedad de más de 4 mil años.
Los materiales cerámicos brindan a los arqueólogos elementos para fechar y establecer el periodo de ocupación que hubo en determinado sitio, la interacción entre pueblos, e incluso conocer sobre su vida cotidiana y forma de pensamiento, en el caso de aquellos que cuentan con diseños y color.
De manera particular, los cajetes, ollas, platos, figuras humanas y zoomorfas que conforman esta exposición, dan cuenta del desarrollo de la llamada cultura de Occidente, que se conformó por grupos prehispánicos que se establecieron lo que hoy son los estados de Michoacán, Colima, Nayarit, Jalisco y Guanajuato.
Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), Hablar con barro, integra 120 piezas de esta región, algunas de las cuales han sido datadas hacia 2500 a. C. “La exposición busca subrayar la importancia del barro en nuestra cultura y explicar cómo lo utilizaban nuestros antepasados para la elaboración de magníficas piezas”, informó la antropóloga Lourdes Herrasti, directora del museo regional.
La especialista quien también diseñó el guión de esta exposición que permanecerá vigente hasta finales de mayo, indicó que se trata además de un recorrido cronológico, mediante representaciones cerámicas de los periodos Preclásico (1800 a.C. – 200 d. C.), Clásico (200 – 900 d. C.) y Posclásico (900 – 1521).
Comentó que en el Preclásico y Clásico había pequeñas aldeas agrícolas con jerarquías sociales; a finales del Posclásico, las sociedades se volvieron más complejas y recibieron la influencia teotihuacana, y se formaron señoríos independientes con el influjo de Tula y se impuso el señorío purépecha. En todas estas etapas, el barro siempre fue un elemento vital en su cultura.
Los objetos de la muestra se exhiben en cuatro salas, en las que se explica su origen, características, técnicas y decorado. “Uno de los propósitos es resaltar esta idea de que el barro les ‘habla’ a los arqueólogos, les explica cómo eran las sociedades prehispánicas”, expresó la directora del recinto.
La primera sala ubica al público en el espacio y en el tiempo, a través de un mapa de México que delimita a los estados que forman parte de la región de Occidente, y refiere la transformación de la cultura que se desarrolló en esta zona, comparándola con lo que sucedía simultáneamente en el centro, el norte, el Golfo de México y el sureste del país.
La segunda sala aborda las diversas técnicas y las dificultades que tuvieron estos pueblos para modelar el barro y decorarlo. Quienes trabajaban este material buscaban imitar a las plantas o los animales, por lo que algunas vasijas tenían forma de guajes o bules.
Asimismo, representaban figuras humanas, su forma de vestir, de adornarse o el estatus que ocupaban, como en el caso de aquellos que tenían el cráneo deformado. “Tenemos vasijas, cajetes, ollas, algunas decoradas con mucho detalle y de vivos colores; también hay sartales, orejeras y figuras humanas, de 45 o 50 centímetros, así como figuras zoomorfas, entre ellas un perrito, un oso y un jaguar cargando una tortuga”, detalló Herrasti.
La especialista comentó que las piezas no sólo fueron moldeadas a mano —lo que implicaba ya en sí una gran habilidad—, sino que para lograr que algunas fueran huecas debían hacerlas por partes.
En cuanto a los colores que utilizaron, explicó que los habitantes de la región molían en un mortero rocas y minerales para colorear las vasijas. La policromía podía ser aplicada antes o después de meterlas al horno. Los tonos más frecuentes eran el rojo, el negro y el blanco, con los cuales también hacían combinaciones.
Al referirse a los acabados —que podían ser alisado, bruñido o pulido— y sobre los decorados, la antropóloga indicó que existía el decorado “al negativo”, que consistía en pintar una parte de la vasija antes de ponerla en el horno. Otra parte se cubría con cera para que conservara el color del barro, y cuando se ponía a cocer, la cera se derretía y la pieza salía con dos tonos. A través de este procedimiento se hacían grecas, figuras geométricas, o de animales, como se observa en una vasija con el dibujo de un ave.
La tercera sala exhibe piezas con representaciones de fauna y pequeñas figuras humanas —de 15 centímetros—. “Hay ejemplos de mujeres embarazadas y una cuna con un bebé”.
Finalmente, cuarta sala presenta instrumentos musicales hechos con barro, como flautas, ocarinas, silbatos y sonajas. Este material también fue empleado para elaborar herramientas, como cinceles, pinzas, punzones, hachas y algunos adornos, como aretes.
De igual manera, se exhiben figuras humanas que portan taparrabos, pectorales, cascos, armas, pintura corporal o blusones de guerreros. Las figuras femeninas presentan faldas, collares, pulseras, aretes y peinados. Algunas imágenes muestran escarificaciones, que eran marcas en la piel a modo de tatuajes que generalmente se realizaban en los hombros.
En opinión de la titular del Museo Regional de Aguascalientes, manifestó que todas estas técnicas ya están en desuso, pues ahora se elaboran ollas o vasijas vidriadas para cocinar. Sin embargo, el arte en barro aún refleja una gran creatividad, como se aún observa en las artesanías de estados como Michoacán, Guerrero, Jalisco y Guanajuato.
La muestra Hablar con barro se presentará hasta finales de mayo en el Museo Regional de Historia de Aguascalientes, que se ubica en Venustiano Carranza 118, Centro Histórico, abierto de martes a domingo, de 9 a 18 horas. El acceso es gratuito todos los días para estudiantes, maestros y personas de la tercera edad. Los domingos la entrada es libre para todo público.
Fonte: México, www.inah.gob.mx/ (26/01/2010)
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