Turismo y desidia amenazan grandes tesoros arqueológicos

Foto: EN BOLIVIA. Trabajadores rehabilitan la pirámide Akapana que se encuentra ubicada en el yacimiento de Tiahuanaco; esta ciudadela sufre un deterioro importante (Foto: EFE )

El tiempo no es el único enemigo de antiguas ruinas, eso se advierte en Pompeya, Italia, o en Tiahuanaco, Bolivia.

El tiempo se detuvo en Pompeya un día de verano del año 79 d.C. El monte Vesubio escupió lava y cenizas sobre la ciudad y durante centenares de años todo permaneció tal y como había sido en la época del emperador Tito.

Así lo encontró el ingeniero militar Roque Joaquín de Alcubierre en el siglo XVIII. Los trabajos de excavación financiados por el rey Carlos de Borbón hallaron, en las cercanías de la ciudad italiana de Nápoles, un pedazo de la vida cotidiana de la antigüedad.

“¿No sería este el museo más maravilloso de la tierra? ¡Una ciudad romana conservada por completo, como si sus habitantes acabaran de salir un cuarto de hora antes!”. Esto plasmó hace dos siglos en su diario el político y escritor francés René François de Chateaubriand, tras recorrer las ruinas de Pompeya, según publica la revista “La aventura de la historia”.

Hoy son cientos de turistas quienes pasean por las calles de una ciudad declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Aunque quizá la erupción del Vesubio no sea el último cataclismo para Pompeya. Es probable que la mano del hombre consiga arrasar lo que el volcán dejó en pie.

El Consejo de Ministros italiano declaró en julio de 2008 “el estado de emergencia” del enclave arqueológico, ante su continuo deterioro.

“La decisión se ha hecho necesaria por el permanente estado de desidia y degradación en el que se encuentra el lugar desde hace tiempo”, dijo Sandro Bondi, ministro de Bienes Culturales.

Sin embargo, la situación del yacimiento no parece haber mejorado demasiado. “La basura inunda el lugar, florecen los falsos guías que se aprovechan de los turistas y se multiplican los restaurantes sin licencia que incumplen las medidas de higiene”, denuncia el diario “El Mundo”. Este mismo periódico hace hincapié en la restauración de algunos edificios pompeyanos “a base de cemento y hormigón”.

“La intervención en el teatro es una auténtica e inconcebible masacre, llevada a cabo en el interior de uno de los monumentos arqueológicos más significativos de la humanidad”, dijo Antonio Irlando, responsable del Observatorio italiano del Patrimonio Cultural.

La asociación de profesores para la difusión y protección del patrimonio Ben Baso aboga por llevar a las aulas el respeto por los bienes culturales.

“El Patrimonio es un valor universal y los jóvenes de hoy serán los ciudadanos que tendrán que gestionarlo adecuadamente en el futuro”, indicó Jorge Manuel Palma Jiménez, miembro de Ben Baso y agregó: “Es preciso que lo conozcan y lo valoren suficientemente, porque en el patrimonio está la memoria de toda nuestra civilización y la base de nuestra cultura”.

El enclave de Tiahuanaco
Una opinión similar expresa la ministra boliviana de Culturas, Zulma Yugar, quien se muestra indignada por el actual estado del yacimiento de Tiahuanaco. “Estamos alarmados. No podemos creer que un sitio espiritual de la cultura andina, de nuestras identidades, esté manejado irresponsablemente de esta manera”, afirma Yugar en referencia a este enclave arqueológico.

Tiahuanaco es una ciudadela prehispánica que se encuentra ubicada en el altiplano boliviano, y que alberga algunas de las construcciones más emblemáticas de la cultura tiahuanacota, que floreció entre el año 1580 antes de Cristo y el 1172 de nuestra era.

La pirámide de Akapana, la Puerta del Sol y el templo de Kalasasaya son algunos de los tesoros de esta civilización que han llegado a nuestros días.

Aunque no lo hayan hecho en el mejor estado posible. Un derrumbe menor en las obras de restauración de la pirámide Akapana o la pérdida progresiva de las antiguas iconografías de la Puerta del Sol hicieron llorar a la ministra de Culturas durante su visita al yacimiento el pasado mes de marzo. La ciudadela prehispánica que contempló la investidura de Evo Morales, tanto en 2006 como en 2010, se desmorona.

La visita al museo donde se exhiben las piezas extraídas del yacimiento tampoco es muy alentador. Las goteras se han adueñado del edificio que alberga objetos tan emblemáticos como el monolito Bennett.

Compromiso con el futuro
Según ha dicho la Organización de Naciones Unidas, “las generaciones actuales tienen la responsabilidad de identificar, proteger y conservar el patrimonio cultural material e inmaterial y de transmitir ese patrimonio común a las generaciones futuras”.

Los desastres naturales, las guerras o el excesivo desarrollo turístico pueden suponer en el mundo contemporáneo un obstáculo en la conservación de determinados enclaves históricos.

Lugares como Abu Mena, en Egipto, la vieja Jerusalén y sus murallas o la ciudad venezolana de Coro han pasado a engrosar la lista de patrimonio mundial en peligro de la UNESCO.

“Algunos edificios y lugares patrimoniales superan la capacidad de carga turística que pueden soportar, deteriorándose en muchos casos de manera irreversible tanto el propio edificio o yacimiento, como la calidad de la visita”, señaló Jorge Manuel Palma, quien es miembro de Ben Baso.

Un problema que estaría más cerca de solucionarse si hoy día los visitantes que se adentran en un yacimiento arqueológico sólo se llevasen sus cámaras de fotos y no dejaran apenas huella en el mismo. (EFE-Reportajes)

Fonte: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/64489.html (02/01/2011)

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